El triunfo de Zohran Mamdani en Nueva York: ¿Un riesgo para la capital capitalista?

El resultado electoral en Nueva York convirtió a la capital financiera global en noticia de primera plana y detonó un tsunami de comentarios alusivos, valga señalar que la mayoría sorprendidos. Aunque las encuestas anticipaban el triunfo del candidato ganador, que la proyección se convirtiera en una realidad resultó increíble para muchos.

Al contrario de quienes festejaron el hecho y desde una perspectiva escéptica, la fortuna de Nueva York entra para los próximos meses en una incertidumbre coyuntural, pero de efectos inconvenientes para la ciudad.

Una serie de factores obligan a considerar que el triunfo de Zohran Mamdani para la alcaldía no es el de un simple opositor. Se trata de un personaje suigéneris (“un game changer”, en el idioma de George Washington).

Aunque su caso ya fue resaltado por diversos medios, aquí retomamos los puntos principales para este análisis. Mamdani, es un outsider, demócrata pero con muy poca experiencia política; es muy joven, con apenas 34 años -el primero de esa edad en un siglo-; es inmigrante -nacido en Uganda y llevado a Estados Unidos a los siete años de edad-; musulmán declarado, un hecho que no es precisamente una cualidad en una nación hegemónica todavía y mayoritariamente cristiana protestante, antípoda del islamismo; se declara socialista en el país más capitalista; es promigrante en un entorno y en un momento claramente adverso, ante el dominio de un gobierno federal ostensiblemente persecutor de los inmigrantes y de los indocumentados en particular.

Desafiante ante Trump

Zohran Mamdani es un antípoda del presidente Trump -agua y aceite- en toda la extensión de la palabra. Y así se lo hizo saber, desafiante, en sus primeras declaraciones, al extremo de parecer ingenuo.

El flamante personaje inició su discurso triunfalista, sin la mínima humildad: “Donald Trump, sé que me está viendo. Solo tengo cuatro palabras para usted: –Turn up the volume  suba el volumen”-; y remató: “Para llegar a cualquiera de nosotros, tendrá que pasar por encima de todos nosotros”.  

Aunque fue apoyado por demócratas, no sobra recordar que se dividieron en su candidatura por considerarlo extremista.

Otro punto es que si bien logró una clara ventaja sobre su más cercano competidor -de 9 puntos, 50.4% contra un 41.6% del exalcalde Andrew Cuomo, no fue tanta (1.036,051 contra 854,995, respectivamente). Aquí cabe mencionar que si bien hubo una participación histórica de votantes -en más de medio siglo, con poco más de 2 millones de participantes (2.055,921) esta cifra no deja de ser insuficiente para la gobernabilidad en una urbe tan grande como lo es Nueva York y su área metropolitana.

Mayorías de afroamericanos, hispanos, asiáticos, y jóvenes, votaron por el orgulloso musulmán, con ciudadanía estadounidense apenas lograda en 2018.

Mamdani es propalestino – lo cual no tendría por qué ser   algo malo en otras circunstancias-; se graduó en “Estudios Africanos”; contrajo matrimonio con una mujer siria -Rama Duwaji, de 27 años-; su madre -Mira Nair- es directora de cine; y su padre -Mahmood Mamdani- es profesor en la Universidad de Columbia (de acuerdo con datos de la BBC, ambos son exalumnos de Harvard).

Entre sus nada especiales antecedentes juveniles, resalta el que fue rapero y asesor de propietarios de casas de bajos ingresos de Queens, para luchar contra los desalojos.

Las promesas difíciles de cumplir

Mamdani, fiel a su plataforma demócrata, hizo promesas de izquierda: congelar alquileres en viviendas para un millón de inquilinos; y construir 200 mil asequibles para sus votantes; transporte público gratuito; tiendas de comestibles de propiedad municipal; guarderías, universales y gratuitas.

El ganador para la alcaldía se justificó diciendo que Nueva York es una ciudad donde uno de cada cuatro habitantes vive en pobreza; donde 500 mil niños se van a dormir con hambre cada noche, le dijo a la BBC en un evento de campaña (se le olvidó mencionar la gravedad de las adicciones).

Algo peor prometió el carismático ganador: que los gastos sociales los financiará con nuevos impuestos a los más ricos y a las mayores empresas. Una propuesta muy imprudente en la capital del capitalismo global -valga la redundancia-.

Una parte de los propios demócratas lo considera un radical y tienen dudas sobre sus habilidades para negociar con la administración trumpista.

El todavía más influyente político del planeta -de quien depende la paz o la guerra- fue crítico ante el triunfo del musulmán y no dudó al llamarlo un peligroso comunista.

Ciertamente Mamdani adolece de humildad -y parece que de prudencia-. Ante un futuro muy adverso, más le valdría moderarse y -sin traicionar su plataforma ideológica y de propuestas- acercarse con humildad al indiscutiblemente muy poderoso presidente Trump.

El reto es gigante

Nueva York no solo es la ciudad mas importante de Estados Unidos y probablemente del mundo. Es una urbe con muchos problemas, que le dejan nueve millones de habitantes que con el área metropolitana suman cerca de 20 millones de acuerdo con censos de 2020 y 2023, respectivamente; además, incluyendo las poblaciones circundantes que giran a su alrededor, sumaría 28 millones. Esto le representa una burocracia de 300 mil trabajadores, con un presupuesto de 115 mil millones, bastante pero insuficiente.

Nueva York registra una población latina de un millón 250 mil residentes, sin contar los flotantes indocumentados.

Sobre todo, es el hogar de algunos de los capitalistas más ricos y famosos del mundo, de estrellas de cine, banqueros y abogados corporativos. No se puede llegar con una plataforma socialista y amenazando con subirles impuestos. Todos los gobernantes que basan su éxito en un respaldo popular simple, sin la aprobación de los factores reales de poder, están destinados a sufrir muchas complicaciones.

Esta capital global ha vivido en un dilema. Siendo un bastión demócrata favorable a la migración regulada, es también la ciudad más capitalista, con mayor influencia judía, que domina el mercado de valores y la Bolsa de Nueva York, cuyos altibajos pegan a la comunidad mundial.

Las explicaciones de su triunfo

Parece obvio, pero hay que decir que Mamdani fue favorecido por una coyuntura político social y económica -como en todo caso-, no necesariamente por una convicción ideológica de sus votantes. La amenazante política migratoria de Trump, la creciente inflación por sus aranceles, y el multicitado cierre de la administración -que sumaba más de un mes en los días de ese triunfo histórico-, llevaron a muchos votantes a confiar en el desafiante personaje.

Algunos analistas consideraron los citados comicios como una prueba a la administración Trump, y pareciera que en parte no logró superarla, por lo que los demócratas sintieron un respiro que festejaron ampliamente.

Si bien Mamdani recibió felicitaciones del expresidente Obama, y de personajes como Bernie Sanders, no fue así por parte de otros demócratas.

Las dudas en su porvenir

Es difícil concluir que solo por su carisma Mamdani pueda llegar a dejar huella en Nueva York como un destacado alcalde. Ojalá que pudiera lograrlo, porque sus propuestas son legítimas y necesarias en su coyuntura, pero la actualidad y el futuro no le son propicios y resultaría muy arriesgado apostar por su éxito. En otra urbe estadounidense este experimento “socialista” podría resultar exitoso, pero imposible en Nueva York.

Con su perfil y sus propuestas audaces, Mamdani parece la repetición de historias recientes, pero azarosas -por no decir un término peor-: la de Milei en Argentina -recién salvado por Trump-; la de Amlo en México -agobiado por graves problemas de criminalidad, a punto de reventar al gobierno y al país-; y la propia de la administración de Trump, llena de contradicciones del republicano. Personajes polémicos, populistas de derecha y de izquierda, pero a final de cuentas, alejados de la realidad.