El combate a la corrupción aduanera y el abuso del amparo

  • Impacto económico de la Ley Aduanera
  • Reforma a la Ley de Amparo
  • Uso dilatorio del amparo en materia fiscal: caso Salinas Pliego.

Amigos, vamor a abordar lo que más ha trascendido en el Poder Legislativo de México. Esta semana, dos temas fundamentales acaparan la discusión, ambos buscando sanear prácticas que por años han dañado la hacienda pública y el orden social: la Ley Aduanera y la reforma a la Ley de Amparo.

La discusión sobre la Ley Aduanera es crucial. Todos sabemos que las aduanas han sido, por muchos años, unas “grandes coladeras” donde la corrupción es rampante. Esta corrupción y la consecuente evasión y elusiones fiscales no solo enriquecen a personas específicas, sino que restan ingresos al gobierno que deberían destinarse a mejorar escuelas, carreteras o el presupuesto general. La propuesta de la Presidenta de la República ataca este problema de manera frontal y contundente.

Los beneficios de esta reforma son palpables. Primero, busca aumentar la recaudación federal y fortalecer la fiscalización, cerrando los espacios de evasión. Y algo importantísimo: generará ingresos adicionales sin necesidad de recurrir al aumento de impuestos, lo que beneficia la estabilidad de las finanzas públicas. Además, se busca la transparencia y la confianza institucional a través de nuevos requisitos de probidad para agentes aduanales, incluyendo la certificación periódica y la declaración patrimonial.

Otro punto clave es la protección a nuestra industria nacional. Al ejercer un mayor control, se deja de recibir tanto producto que, a través de beneficios ilícitos, invadía el mercado mexicano. Esto ocurría con productos, particularmente de China, que muchas veces eran fusilados de la industria mexicana o eran de menor calidad, pero que finalmente le daban en la torre a la industria nacional. Es curioso, pero la oposición se opone a esto, como si hubieran hecho algo para combatir la situación que por años timó al fisco y al consumidor mexicano.

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Pero el otro gran tema en la Cámara de Diputados es la reforma a la Ley de Amparo. Se ha generado una “comentocracia” que argumenta que esta reforma restringe o viola los derechos humanos, pero hay que decirlo de manera muy clara: la reforma no restringe el derecho al amparo ni la suspensión provisional. Por el contrario, busca perfeccionar la institución del amparo como un mecanismo central de protección a los derechos fundamentales frente a actos de autoridad.

El verdadero propósito de la reforma es evitar el uso abusivo o dilatorio de los recursos administrativos y judiciales, especialmente en materia fiscal. Debemos recordar casos como el de Salinas Pliego. Este señor lleva desde el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) arrastrando una deuda fiscal que no ha querido pagar, usando amparo tras amparo. Actualmente, debe más de 70 mil millones de pesos al fisco. Este tipo de abuso obstaculiza la recaudación de créditos firmes y afecta el interés social y el orden público.

Contra quienes pregonan que se atenta contra los derechos humanos, les comento que las reformas promovidas buscan agilizar la justicia, hacerla más pronta y expedita. Como ejemplo de avance, ahora la solicitud de amparo se podrá realizar desde un dispositivo electrónico como un celular, aunque se mantiene la opción de presentarse de manera escrita, como siempre se ha hecho.

Estamos en un momento crucial. Se están llevando a cabo audiencias públicas con especialistas para enriquecer el debate sobre el amparo, el cual, insisto, es una contribución de México al mundo como ley de defensa ciudadana. Estos dictámenes, tanto el de la Ley Aduanera como el de Amparo, deberán pasar por la Cámara de Diputados y luego al Senado para su revisión y, en su caso, ratificación.

Lo que está claro es que el país avanza en el camino de la transparencia, la eficiencia recaudatoria y la agilización de la justicia, combatiendo prácticas ilícitas que tanto daño han generado. Espero que mi “trabalenguas” no se les haya atorado. Les mando un abrazo.