Argentina: elecciones de medio término y la sorprendente victoria oficialista

Buenos Aires, Argentina. La Cámara Electoral dio a conocer los resultados oficiales de las elecciones de medio término, una votación que sorprendió a todos, incluido al propio gobierno, que no esperaba obtener un caudal de votos tan importante tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

En la provincia de Buenos Aires, reconocida como la madre de todas las batallas electorales, La Libertad logró superar a Fuerza Patria por medio punto, a pesar de que las encuestas previas indicaban que perdería por un margen de entre el 3% y el 8%.

La clave de estos resultados se encontró en el ausentismo y en los votos nulos y en blanco, que en conjunto sumaron el 35 por ciento del padrón, lo que equivale a más de 4.5 millones de electores.

Muchos analistas se cuestionan la lógica de que un pueblo apoye a un gobierno que está destruyendo el mercado interno, que promete más ajustes para las clases populares y que entrega recursos naturales a grandes grupos de inversión extractivistas y a Estados Unidos.

Sin embargo, al analizar el padrón completo, toda la derecha concentrada alrededor de Milei solo logró alcanzar el 28%, el cual es considerado el voto histórico de la derecha argentina “entreguista y gorila”.

Inacción popular

El resultado se explica principalmente por la inacción del campo nacional y popular, que perdió la impronta latinoamericanista que buscaba cambios estructurales en la sociedad y la economía argentina desde el fallecimiento de Néstor Kirchner.

El electorado fue condicionado por el miedo a perder lo poco que tiene, a lo que se sumó el chantaje de Donald Trump y el Departamento del Tesoro norteamericano, que advertían que, si perdían las elecciones, no habría salvataje económico.

Esto llevó a algunos a votar por despecho contra el peronismo o a no votar, concentrando el voto de la derecha. El peronismo, ahora dividido en grandes contradicciones e internas, con sectores que incluso colaboran con Milei, no es monolítico.

Además, se señala que el kirchnerismo no supera los errores en la selección de candidatos presidenciales y que la decepción generada por el último gobierno abrió las puertas a Milei, en ausencia de un verdadero frente de gobierno y un programa alternativo.

El peso de Washington

El plan de gobierno en curso no es atribuido a Milei, sino a Washington, junto con entidades financieras y corporaciones como Black Rock, JP Morgan, Bwar y Mecorot. De hecho, solo el gobernador Axel Kichilov denunció la injerencia estadounidense en la economía nacional.

Inmediatamente tras conocerse los resultados, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina solicitó adecuar las normas laborales e impulsar la formalidad fiscal y laboral, lo que implica terminar con todos los derechos laborales, visto como una especie de “volver a la esclavitud”.

Bancos privados, la sociedad rural y la Cámara de la Construcción se sumaron a esta petición. Todo indica que el Ejecutivo busca avanzar en la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, oficializando el “cogobierno”, manteniendo la política de la “motosierra y la entrega” impulsada por los dólares del norte.

A pesar de contar con el apoyo externo y el impulso de las elecciones, Milei no logró alcanzar las mayorías necesarias ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado.

Por lo tanto, el Ejecutivo deberá seguir negociando con sus aliados y ejerciendo presión sobre los gobernadores con “Coimas” para lograr impulsar las reformas que le son exigidas.

El futuro del país dependerá de cómo se comporte el campo popular y si este retoma los pasos históricos de la movilización y la lucha por sus derechos. Desde Argentina, se concluye que “no están dichas las últimas palabras”.